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Capítulo 04.

Entraron a la habitación del hotel de Jungkook porque era la más cercana, entre chasquidos de besos y manos inquietas. Las manos de Jungkook aferradas a la cintura de Jimin, mientras que el rubio acariciaba el cabello de la nuca del alfa.

Habían salido del restaurante demasiado apresurados para terminar algo que estaban esperando desde la tarde.

Tomaron el primer taxi que vieron y se subieron rápidamente, ansiosos por llegar y poder terminar con el fuego calcinador que estaban sintiendo en sus cuerpos.

Jungkook estaba demasiado concentrado en apartar la mano del omega acariciando su entrepierna de la vista del conductor. El ojimiel disfrutaba ver la mandíbula tensa del mayor y sus miradas de advertencia. El alfa pensaba que se lo cobraría cuando llegaran al hotel.

—Mierda, Jungkook. No sabes cuanto necesito sentirte ahora —Jimin gimió en su oído y Jungkook lo tomó por el cuello, besando sus labios.

—Estás soltando tus feromonas, omega. Y soy el único que puede olerte —el mayor trató de tranquilizar a Jimin, pero parecía poseído, por lo que tuvo que agacharse para abrir las ventanas del taxi.

Se mordía el labio inferior de forma seductora y se acercaba para gemir el nombre de Jungkook en su oído.

El alfa le gruñía al conductor cada vez que desviaba los ojos y miraba por el espejo retrovisor.

Así que cuando habían llegado a su destino, un Jungkook sumamente desesperado pagó al conductor un poco más de la tarifa por soportar a dos pasajeros muy hormonales.

Ni siquiera pudieron esperar hasta llegar al cuarto cuando ya estaban en el elevador frotándose el uno con el otro, con las manos de Jungkook acariciando el abdomen del otro por debajo de la camisa de vestir. Jimin besaba el cuello del alfa recordándole lo mucho que lo calentaba.

—Mírate, alfa. Ya estás duro por un simple omega como yo —el omega pasó su mano lentamente por su pantalón, acariciando su entrepierna por encima de la ropa.

Casi fueron vistos por una mujer de limpieza, pero Jungkook fue más rápido y se separó, tomando a Jimin de la mano para correr por el pasillo hasta su habitación.

Abrieron la puerta rápidamente y el alfa la cerró con su pie, automáticamente se cerró y ellos caminaron hasta la habitación aún besándose.

Llegaron hasta la cama, donde el mayor empujó levemente a Jimin para que cayera de espaldas, desabotonó la camisa con una rapidez impresionante para después morder y besar los pezones del omega. Jeon juraba que los gemidos del menor eran la octava maravilla del mundo y se sentía afortunado de ser el único que los provocaba y escuchaba.

El ojimiel levantó su brazo y empezó a tirar levemente del cabello de Jungkook, sabía cuánto lo hacía enloquecer. Así que disfrutaba hacerlo.

El mayor levantó la vista de su torso y ayudó a Jimin para que quitara la camisa por completo. Siguió dejando besos húmedos por su torso hasta llegar a su abdomen plano, donde acarició con sus dedos los botones del pantalón que llevaba. Recordó que el omega todavía llevaba los zapatos, así que se alejó y los quitó sin demora. Retiró los calcetines y besó el tobillo desnudo del rubio, besando un pequeño tatuaje.

Volvió a estar sobre él, ahora cerca de su rostro. Jimin lo besaba como si la vida dependiera de eso, besó y chupó los labios de Jungkook, acercándolo por la corbata.

Los miembros de ambos ya estaban erectos y duros, buscando liberación. Y el lubricante resbalaba por los muslos del omega, llenando la habitación del aroma a excitación.

El alfa se separó de los labios del omega para quitar por completo el pantalón. Cuando Jimin quedó en la última prenda, las bragas rojas de encaje, pensó que no era justo que Jungkook siguiera vestido.

Así que lo empujó con las dos manos en su pecho para que se levantara de la cama. Quedó de pie, el rubio se acercó, quedando de rodillas sobre la orilla de la cama y miró hacia arriba encontrándose con las pupilas dilatadas del alfa.

Empezó por desabrochar el cinturón con experiencia, Jungkook lo miraba desde arriba, acarició el labio inferior de Jimin y metió su dedo pulgar en la boca del omega, sintiendo la humedad de su lengua. Los ojos de Jeon brillaron.

La indirecta estaba clara.

Quitó el cinturón y bajó el pantalón de Jungkook hasta sus tobillos, quedando únicamente con la camisa de vestir blanca y su corbata azul. El bóxer negro abrazaba sus muslos y el contorno de su miembro se marcaba gustoso.

El omega dio un lametón a la prominente erección bajo la atenta y lasciva mirada del alfa. Sintiendo la tela rasposa en su lengua. Quería tanto esto, complacer al pelinegro. Verlo cerrar sus ojos mientras tiraba su cabeza hacia atrás, tomando un puño del cabello de Jimin para guiar él los movimientos.

Bajó el bóxer hasta que estuvo en sus tobillos también y el alfa levantó sus pies para quitarlos por completo. Jimin levantó un poco la camisa blanca dejando a la vista el pene de Jungkook, tan grande que aún no sabía como es que soportaba todo del alfa.

Jungkook creyó que moriría en ese preciso instante, con un Jimin muy sudado, arrodillado, con las mejillas rojas y los labios hinchados, acariciando su miembro en un vaivén lento y gustoso.

—Lo quiero tanto —dijo el ojimiel en un susurro. Bombeando de arriba abajo.

—Entonces hazlo —respondió el mayor inclinando su cabeza hacia atrás al sentir la lengua de Jimin rodeándolo.

El omega movía su mano mientras daba lametones a la erección del alfa, con los ojos brillosos miró hacia arriba mientras lo introducía de poco a poco hasta que su nariz estaba cepillando la pelvis del pelinegro.

Siguió chupando y lamiendo hasta que la saliva se juntaba en las comisuras de sus labios y tenía que separarse para limpiar su boca con el dorso de su mano, dejando un hilo de saliva entre la erección de Jungkook y sus labios color cereza.

Sacaba la polla del más alto de su boca y golpeaba sus labios con ella, lamía y chupaba rápidamente, bajando su cabeza una y otra vez. El alfa tomó un puño de su cabello, haciéndolo bajar y subir por toda su longitud.

—Dios, eres demasiado bueno, bebé —habló Jungkook un poco entrecortado debido a la excitación.

Jimin continuó unos minutos hasta que se detuvo, Jungkook iba a replicar hasta que vio al rubio acostarse en la sedosa cama nuevamente. Pasando sus delicadas manos por su torso, llegando hasta la tela roja para bajarla lentamente y patearla con una de sus piernas.

—Quiero sentirte ahora —pidió Jimin.

Jungkook se acercó lo suficiente para separar sus piernas y dejar ver lo que tanto estaba esperando desde que llegaron Italia. Acarició lentamente sus muslos, agachándose para besar el interior de uno de estos. Estaba fascinado con el olor natural en el cuerpo del omega. Tan adictivo que podría quedarse a vivir ahí, entre las piernas de Jimin.

Besó y chupó en la parte interna de sus muslos, dejando marcas rojizas y mordiscos.

Subió hasta quedar con la cabeza frente al pene del omega.

—Eres tan hermoso —exclamó besando su piel.

El mayor se apoyó en un codo para estar más cómodo y se introdujo el miembro de Jimin a la boca, escuchó al omega gemir y eso solo hizo que comenzara a mover su lengua.

Mientras el alfa chupaba, llevó sus dedos hasta la entrada húmeda del omega, completamente mojada por el lubricante que salía y manchaba la cama.

Introdujo un dedo sin problema, sintiendo las paredes calientes de Jimin.

Para el omega parecía ser muy complicado mantener sus manos quietas, apretaba la sábana debajo y con la otra mano acariciaba el cabello del alfa, sacando gemidos por parte de Jungkook de vez en cuando.

El alfa metió otro de sus dedos largos, moviéndolos rápido, buscando que Jimin tuviera otro orgasmo anal, como lo hizo el día de su oficina.

Chupaba su polla y movía sus dedos.

—S-Sí. ¡Mierda, si! Sigue, a-alfa —gemía agudo. El cabello rubio se le pegaba a la frente y mordía sus labios.

—¿Te gusta esto, Jimin? Puedo apostar que si porque gimes por más —el alfa levantó sus ojos verdes para ver a Jimin con los ojos cerrados y sus dedos jugueteando con su pezón rosado.

Continuó moviendo sus dedos hasta que sintió al menor tensarse, las piernas del omega le temblaron cuando expulsó un chorro de lubricante, Jungkook se lamió los dedos gustoso.

A Jimin no le dio tiempo de recuperarse porque Jungkook lo tomó por la cintura, obligándolo a voltearse hasta que quedó con sus manos y rodillas en la cama.

Sintió un azote en su culo y luego otro más.

—Eres hermoso omega, y todo mío —el alfa se agachó hasta besar su hombro desnudo y luego bajar hasta su espalda, besando su columna y sintiendo la calidez de la piel en sus labios.

Jungkook aplanó una mano en su espalda baja, haciendo que el torso de Jimin quedara pegado a la cama, con su trasero en alto, el rubio enterró su rostro en la almohada.

—Por favor, Jungkook —sollozó de placer.

El alfa subió sus dos manos hasta que quedaron encima de su cabeza y se quitó su propia corbata. Sujetó sus manos con la tela, haciendo un nudo no muy apretado.

Se posicionó detrás, pasando su erección entre el trasero de Jimin, bañando su polla con lubricante antes de entrar en él. Jimin gimió agudo al sentir la intromisión y solo abrió sus piernas mejor para tomarlo todo.

Sintió una palmada en su culo, lo que hizo que el omega empezara a moverse lento.

Jungkook sujetó sus caderas con fuerza, golpeando su pelvis con el trasero de su acompañante, viendo como su polla entraba por completo en el omega, viendo como encajaban perfectamente, como si Jimin hubiese sido creado para él y él para Jimin.

Separó más sus mejillas y se movió lento, entrando y saliendo sin prisa, hasta que escuchó una queja de parte de Jimin.

—Jungkook, ¿puedes moverte ya? Necesito que me folles duro —el omega lo miró en medio de la oscuridad y ambos conectaron miradas antes de que una estocada obligara a Park a cerrar los ojos.

Jungkook embistió con fuerza al escuchar los quejidos del omega, que luego se convirtieron en los más profundos gemidos. Impulsaba sus caderas hacia adelante, haciendo que todo el cuerpo del menor colapsara de placer.

Jimin sentía como Jungkook entraba y volvía a salir de su interior, chocando con su próstata una y otra vez.

No pasó mucho tiempo después que la habitación se convirtió en una orquesta de gruñidos y gemidos, pieles chocando y una cama rechinando.

Jungkook tiraba del cabello de Jimin hacia atrás, mientras seguía follándolo, golpeando sus bolas con las del omega.

—Justo ahí, justo ahí... ah.

Acariciaba su cintura y sus caderas, amando tener al omega así debajo de él, agitado y llorando por más.

—¿Quién es tu alfa, Jimin? —preguntó Jungkook en medio de todo. Al omega se le hacía difícil responder, pues sentía el glande del mayor rozar su punto nervioso.

Una palmada en su trasero lo hizo hablar.

—T-Tú, tú.

—Si, amor, lo soy. Todo mío —gruñó. Probablemente no recordaría como estaba marcando a Jimin con palabras, culpaba a la excitación del momento.

Jeon tomó en un puño la cabellera del menor mientras seguía embistiendo profundo, sintiendo la estrechez de las paredes de Jimin alrededor de él.

El omega sentía a Jungkook follar su agujero sin piedad, hasta que salió de él y el ojimiel soltó un jadeo ahogado al sentirse tan vacío. El alfa desató sus manos y lo ayudó a levantarse. Estaba por replicar cuando el mayor habló.

—Móntame —ordenó y lo vio acostarse en la cama. Jimin sonrió, arrugando sus ojos.

Se sentó encima del alfa, justo arriba de su erección. Se levantó con cuidado y posicionó la punta de la polla de Jungkook en su entrada.

Luego tomó al mayor por los hombros para bajar lentamente. El omega suspiró al sentir esa deliciosa sensación de nuevo.

El alfa lo tomó de la cintura, guiando sus movimientos. Ayudándolo a bajar y subir, tiró su cabeza hacia atrás para poder disfrutar de la vista, teniendo a un precioso ángel de ojos mieles y piel blanca montando su polla como si no hubiera un mañana.

—E-Estoy cerca, casi...

Jimin brincaba, impulsado por sus rodillas y volvía a bajar, gimiendo cerca de los labios de Jungkook.

Fue cuando un espasmo lo recorrió que se abrazó a Jungkook, el alfa lo sostuvo y sintió como su estómago se ensuciaba por la corrida de Jimin, el alfa los volteó a ambos, para que Park quedara debajo de él.

Besó sus parpados cerrados y luego sus labios hinchados mientras seguía penetrándolo, buscando su propio orgasmo, sentía el cuerpo febril y sensible de Jimin por su orgasmo.

Hasta que su nudo creció, uniéndolo con Jimin. Enterró su rostro en el cuello del omega, mientras el menor acariciaba su ancha espalda. El omega sintió el líquido caliente llenarlo y suspiró complacido.

Jungkook besó su cuello, disfrutando del aroma a coco.

Respiraron unos minutos, buscando tranquilizar sus respiraciones.

—Fue increíble —murmuró pegado a su piel.

—No lo sé, he tenido mejores —sonrió Jimin y Jungkook pellizcó la piel de su cadera.

—Entonces tendré que follarte más.

Ninguno dijo nada después, el pelinegro abrazó a Jimin hasta que el nudo bajó y luego se levantó para buscar un poco de papel y limpiar al menor y a él mismo.

Limpió su estómago y luego le tendió uno a Jimin, el cual limpió el semen que salía de él.

Quitaron las sábanas sucias y ambos se recostaron en la gran cama, sintiendo el sueño de pronto. Jimin abrazó la cintura de Jungkook con su pierna y se apegó más a él. Por lo tanto, el alfa lo acercó, manteniendo una mano en su espalda y otra detrás de su cabeza.

Ambos bostezaron y cerraron los ojos, tratando de conciliar el sueño en una habitación de un lujoso hotel de Florencia.

Alfa y omega durmieron complacidos por estar en los brazos del otro.

✧✦✧

A la mañana siguiente, Jimin despertó sintiendo su cuerpo entumecido, pero no fue lo único que sintió.

Jungkook pasaba su mano por la espalda del omega, quien se encontraba boca abajo, completamente desnudo, el alfa lo miraba impresionado con sus ojos esmeralda.

Pasaba sus dedos desde el hombro de Jimin hasta debajo de su trasero, delineando su esbelta y curveada figura.

Jimin sonrió enternecido cuando se dio cuenta, y parpadeó lentamente para quitar los rastros de sueño.

—Buen día, Jimin —saludó el alfa al ver los ojos mieles del omega, mucho más claros por la luz del sol.

—Buenos días, Jungkook —respondió, pasando su mano por la mejilla del alfa.

—¿Recuerdas lo de anoche?

—Me duele el culo, así que si —contestó el rubio. Jungkook soltó una carcajada.

Al alfa se acercó más a él, olisqueando detrás de su oreja.

—Me encanta como hueles —besó su cabello.

—Aléjate, debo oler horrible —Jimin intentó apartar a Jungkook con su mano, pero el alfa solo lo sujetó más fuerte—. Jungkook.

—Hueles a mí.

—Entonces no hay mucha diferencia —soltó con burla y escuchó un bufido por parte del alfa—. Quiero quedarme todo el día aquí, en cama.

Jungkook asintió de acuerdo y luego se levantó para preparar la ducha, abrió la regadera hasta que el agua caliente salió, llenando el baño de vapor.

Jimin entró, mostrando su desnudez y las marcas moradas en su piel, producto de los labios de Jungkook, observó su reflejo en el espejo del baño. Casi se ahoga al ver su cuello, tocó débilmente con sus dedos una de ellas, las quería para siempre ahí, adornando su piel blanca.

Jungkook se acercó por la espalda, abrazándolo.

—Me encanta como luces —susurró en su oreja y vio a Jimin rodar los ojos.

—Estoy hecho un asco, Jungkook. Huelo mal y me siento pegajoso —torció sus labios.

—No me importa, me gusta como te ves recién follado.

Jimin se volteó para quedar frente al alfa, quien bajó su vista para ver directamente los ojos del omega.

—No sé qué hiciste con mi odioso jefe, pero empiezo a extrañarlo —Jimin le dio un beso rápido en la comisura de sus labios y se metió al agua.

Jungkook lo siguió de cerca, ayudándolo a enjabonar su cuerpo, el omega talló el cabello negro del alfa y si, también follaron en la ducha cuando pensaron que no habían tenido suficiente el uno del otro.

Con la espalda de Jimin pegada a la pared y Jungkook cargándolo para evitar que cayera lo penetró. Hasta que saciaron sus más calientes deseos.

Cuando el alfa estuvo vestido, el omega lo obligó a que fuera por ropa hasta su habitación, ya que su maleta no se encontraba ahí.

Jungkook se quejó como un niño pequeño y Jimin amenazó con salir desnudo a la calle para que todos lo vieran. El alfa sabía que por muy loco que sonara, el omega era así de atrevido. Y no quiso comprobarlo, por lo que fue hasta la habitación contigua por su maleta.

Cuando el omega estuvo vestido con un pantalón suelto y una camisa negra, ellos pidieron servicio a la habitación, ya que ninguno quería salir realmente.

Cuando la comida llegó, ambos se sentaron en el balcón de la habitación, con la ciudad frente a ellos y el calor del sol en sus pieles.

Desayunaron tranquilos, hablando sobre cosas banales, sonriendo de vez en cuando y riendo cuando alguno hacía un mal chiste.

Era una buena mañana, algo que ambos estaban disfrutando, compartiendo de su desayuno y creyendo que podrían acostumbrarse.

Fue un momento silencioso que Jimin miró al alfa a su lado, tan tranquilo y hermoso, detalló sus cejas color chocolate y las pestañas que adornaban sus ojos verdes. Bajó la vista hasta sus labios color sandía, viendo como se formaba una preciosa sonrisa cuando Jimin contaba alguna anécdota graciosa. Quiso tocar su cabello negro y suave, quiso besar sus manos grandes y sentir las caricias del alfa en su cabello.

Jimin quiso sentarse por el resto de su vida en una terraza por las mañanas y estar envuelto en el aroma a café y bosque.

Fue un momento despistado, que Jungkook apreció la belleza y sencillez en cada uno de los movimientos del omega. Observó su cabello castaño, su pequeña nariz que arrugaba cuando algo le desagradaba y esos labios tan suaves que quería sentir por su cuerpo. Quiso tomar la mano del omega y besar sus dedos, quiso masajear sus hombros y besar sus tatuajes. Jungkook apreció las arruguitas en sus ojos cuando el alfa le hacía un cumplido y el sonrojo en sus mejillas debido al sol.

Jungkook quiso despertar todas las mañanas con las sábanas oliendo a coco y el cabello rubio haciéndole cosquillas en la nariz.

Ambos querían cosas que no podían nombrar en voz alta, porque por más bello que era el sentimiento, estaban aterrados de no ser correspondidos.

Y tampoco querían aceptar lo que estaban sintiendo, se lo guardarían hasta que su alma se desbordara y las lágrimas en sus mejillas bajaran, indicando que era demasiado tarde.

✧✦✧

Ambos estaban recostados en la cama, viendo una película en la laptop de Jimin.

Se pasaron la tarde viendo películas y bromeando sobre querer quedarse más tiempo en Italia.

—¿Crees que terminemos así? —preguntó el alfa apuntando a la pantalla con la cabeza.

Justo estaban viendo "La Propuesta", de las últimas escenas donde Andrew subía al avión para ir en busca de Margaret y decirle que realmente estaba enamorado de ella.

—¿Así cómo, Jungkook? —cuestionó confundido. El alfa suspiró.

—Fingir y terminar enamorados.

Jimin pausó la pantalla y miró a Jungkook, quien se mantenía serio.

—Oye, no estamos fingiendo nada —Jimin besó su nariz—. Y tampoco tengo familia en Alaska para impresionar.

Jungkook soltó pequeñas risitas, escondiéndose en el cuello del omega.

—Creo que nos queda bastante bien —afirmó el alfa—. Excepto por la boda.

Volvieron a reír y continuaron viendo la película.

Al final, Jungkook se dio cuenta que el omega no era lo que demostraba ser, pues tenía su corazoncito y se emocionaba cuando los protagonistas terminaban juntos, reía y lloraba con las declaraciones de amor.

Cuando se hizo de noche, Jungkook adelantó trabajo en su propio portátil mientras Jimin tomaba una ducha.

El omega salió envuelto en una toalla y se acercó hasta que pasó las manos por el cuello de Jungkook.

—Necesito concentrarme —Jeon ladeó su cabeza mientras Jimin dejaba un beso en su pómulo.

—No estoy haciendo nada. Puedes seguir —el menor frotó su rostro en el cuello del alfa y luego se alejó.

Jungkook siguió trabajando que no notó a Jimin comenzar a vestirse y tomar su celular, junto con su tarjeta.

—Voy a salir, espérame despierto —el alfa volteó como si de un imán se tratara.

—¿Qué? ¿A esta hora?

—Jungkook, son las 8:30. No tardo —se acercó hasta el alfa y dejó un casto beso en sus labios.

—Iré contigo —se levantó de su silla.

—No, estaré bien. Puedo cuidarme solo y tú —palmeó su pecho—, necesitas un descanso de mí, quédate aquí. Prometo que no tardo.

El alfa refunfuñó enfadado y solo asintió porque no era nadie para prohibirle a Jimin que saliera. Y tampoco quería que el omega se hartara de él creyendo que era un pesado.

Escuchó la puerta ser cerrada y luego silencio. No sabía cuanto le gustaba la compañía de Jimin hasta que dejó de escuchar los murmullos del omega cantando alguna canción o dejó de sentir su dulce aroma por el lugar.

Pasaron menos de veinte minutos cuando escuchó pequeños toques en la puerta del cuarto, se levantó descalzo creyendo que Jimin se había arrepentido y querría ir con él.

Cuando llegó hasta la puerta, la abrió sonriendo.

—¿Qué olvidaste? —preguntó achinando sus ojos, pero su sonrisa se borró en cuanto divisó a la persona frente a él.

Ciao alfa. (Hola, alfa.)

Y luego la puerta se cerró cuando una cabellera roja entró a la habitación.

✧✦✧

Jimin caminaba emocionado por las calles, bebía café y cargaba una bolsa con algunas cosas que había comprado.

Estaba tan emocionado por mostrarle a Jungkook y contarle lo que había sucedido. Tomó algunas fotos más de los lugares, pidiéndole a algunos desconocidos que le sacaran fotos, luego se las enseñaría al alfa.

Cuando estaban a punto de ser las 10 de la noche, decidió que sería buena idea regresar al hotel, así que emprendió su viaje de regreso.

Cuando vio a lo lejos el lujoso hotel, por fin pudo respirar en paz, ya que creía que se había perdido. Estaba a punto de llamar al alfa para que fuera por él, pero no lo hizo.

Cuando llegó hasta la habitación de Jungkook, sacó la tarjeta que tenía, abriendo la puerta. Entró sonriendo, alzando las cosas que había comprado. Jimin notó un olor extraño, pero era demasiado tenue para tomarle importancia.

—¡Alfa! No vas a creer lo que pasó —gritó emocionado. Dejó las cosas en la mesita de la entrada y se volteó, esperando encontrar a Jungkook.

Si estaba ahí.

Pero también estaba Irina, los vio entrando a la habitación desde el balcón, Jungkook lo miraba apenado y la omega sonreía con arrogancia mientras tomaba una copa de alcohol.

—Hola, Jimin —se acercó la pelirroja—. Que bueno que llegas, justo estábamos hablando de ti.

El rubio se quedó quieto mientras Irina lo abrazaba con fingida amabilidad, él miraba a Jungkook en busca de respuestas.

El alfa reaccionó cuando Jimin parecía no hacerlo, apartando a la omega.

—Irina ya se iba, ¿cierto? —el mayor la tomó por los hombros y la obligó a caminar hasta la salida. Ella asintió, tomando su bolso de la cama.

—Sí, pero espero volvernos a reunir —abrazó al alfa en forma de despedida—. Sono stato benissimo, Jungkook. (Me la pasé muy bien, Jungkook.)

Irina salió de la habitación y el alfa se acercó hasta el omega rascándose la nuca en señal de nerviosismo.

—Tú... la dejaste entrar aquí —Jimin lo miró. Jungkook no supo descifrar lo que veía en sus ojos, pero había una pizca de dolor.

—No estuvo mucho tiempo —exclamó rápidamente.

Jimin observó a su alrededor, las sábanas todavía revueltas en la cama. La ropa de los dos regada por la habitación, los zapatos de Jimin junto a los de Jungkook. Los cargadores en la mesita de noche. Los libros que había llevado Jeon y los platos de comida que desayunaron juntos esa misma mañana.

Podía apostar que su cepillo de dientes seguía en el baño, junto con el de Jungkook. Y sus toallas colgadas juntas.

Las cosas sencillas que hacían sentir a Jimin cómodo, era su lugar. Aunque fuese limitado, pero Park miraba el lugar como si estuviera perdido. Observó manchas de maquillaje en la camisa de Jungkook.

—Era nuestra habitación —soltó resignado.

—Jimin, ella solo vino a hablar —trató de tranquilizarlo, notó que el alfa arrastraba las palabras, seguramente había tomado también, no tanto para emborracharse—. Y creí que ya habíamos hablado sobre los celos.

Eso hizo a Jimin salir de su trance, transformando el vacío en furia recorriendo sus venas.

—¿Sí? Entonces recuérdame cuando lo hicimos —respondió mordaz—, porque yo no puedo siquiera mirar a otros alfas, pero tú dejas que una omega te marque con su aroma.

—Es mi amiga —contraatacó Jungkook.

—Y yo soy solo el secretario y aún así me follaste anoche, Jungkook —recordó el omega. Tenía la cara roja de enojo y el alfa trataba de acercarse, pero solo hacía que retrocediera más.

—Jimin, no estás siendo razonable. Ven, hablemos calmados —pidió el alfa.

—Vete a la mierda, Jungkook. ¿Sabes qué? Estoy harto —respiró profundo—. Dejé que esto se me fuera de las manos, porque te recuerdo que tú no eres mi alfa y yo no soy tu omega. Recuerda eso antes de que intentes prohibirme hablar con otros.

—Jimin, omega, ven por favor...

—Deja de llamarme así. ¡No lo soy, no te pertenezco y nunca lo haré!

Jimin lo miró dolido antes de que saliera de la habitación, Jungkook lo siguió tratando de alcanzarlo y antes de que pudiera hacerlo, el menor se encerró en su propia habitación y le cerró la puerta en la cara.

Jungkook dio unos golpes a la madera.

—Jimin, por favor abre la puerta —pidió, recargando su frente—. No debí dejarla entrar, lo siento. Era nuestra habitación, lo entiendo. Por favor abre la puerta.

Escuchó un jódete por parte del omega y luego silencio.

—Jimin, por favor. Quiero que hablemos, tienes razón, lo jodí todo, pero déjame explicarlo.

No hay nada que explicar, Jungkook. Vete a dormir —gritó el omega al otro lado.

—No puedo, no sin ti. Por favor abre.

Escuchó solo silencio y volvió a golpear la puerta tratando de no hacer mucho ruido, lo que menos quería era comenzar una escena en el pasillo del hotel.

—Jimin, abre la puerta —dijo grave. Sin llegar a usar su voz, por más molesto y abatido que se encontrara, no podría usarla con el rubio, eso nunca.

Adelante, ¡usa tu maldita voz para que te abra la puerta y de paso las piernas! Es para lo único que sirvo, ¿cierto? —escuchó al omega reír sin una pizca de gracia.

—¡No! Jimin, eso... eso no eres para mí. Dios, escúchame por favor.

Vete ahora Jungkook o prometo que mañana no me encontrarás.

El alfa suspiró cansado y se alejó, dando pasos grandes hasta llegar a la cama que compartió con Jimin. Olfateando su olor que permanecía en la tela como si supiera que lo extrañaría.

Esa noche no durmió bien. Su alfa lo regañaba por ser tan imbécil y siempre joder las cosas con el omega. Le dolía el pecho y se le apretaba al pensar que Jimin probablemente se habría cansado de sus disculpas.

Su alfa interno gruñía y se quejaba con lamentos dolorosos porque Jungkook se había dejado engañar una vez más por Irina.

Tan solo rezaba porque el omega no cumpliera su palabra y lo encontrara todavía por la mañana.

✧✦✧

Jungkook despertó después de no haber dormido por horas, cuando el sol dio directo a su cara. Se escondió en la almohada y estiró el brazo esperando sentir un cuerpo tibio a su lado.

Tan solo sintió las sábanas frías del lado izquierdo de la cama y los recuerdos volvieron tan rápido a él que sintió como se mareaba.

Irina llegando, Jimin llegando, su cara de decepción, la pelea con Jimin, su noche solitaria.

Le dolía la cabeza de solo recordar lo que había pasado, maldecía a Irina y se maldecía a sí mismo por ser un idiota y no actuar como un alfa de verdad.

Tendría que haberlo sabido, si Jimin se sentía cómodo ahí, ¿cómo dejó que entrara otra omega?

Era como un nido, como su nido temporal. Y Jungkook lo había arruinado, todavía recordaba el rostro de Jimin, aguantando las lágrimas para evitar que salieran y verse vulnerable.

Se levantó de la cama como si le pesara y se arrastró hasta el balcón, aún quedaban las copas de vino que habían tomado la pelirroja y él.

Definitivamente no quería estar ahí, así que entró de nuevo a la habitación, reparando todavía en las cosas de Jimin. Se acercó de nuevo hasta la maleta en el piso y tocó la tela suave que sobresalía. Estaba tan jodido. Ocultó su rostro con sus grandes manos y se quedó minutos así, minutos que parecieron horas y luego no tuvo idea de cuanto tiempo había pasado.

Esperó escuchar la puerta ser abierta, esperó oír los pasos del menor y su voz aguda llamándolo, esperó oler su esencia de nuevo y sus manos acariciando su cabello. Esperó tantas cosas, ninguna de ellas sucedió.

✧✦✧

Cuando volvió a despertar, porque si, se había quedado dormido de nuevo, soñando con el recuerdo de unos ojos mieles y manos delicadas, pero cuando volvió a despertar, la habitación seguía igual de silenciosa.

Jungkook se levantó, estirando su espalda por dormir en una incómoda posición y se metió al cuarto de baño.

El alfa se duchó, tratando de borrar el olor de Irina de su cuerpo, raspó la piel creyendo que su asqueroso aroma seguía en él hasta que comenzó a doler y se detuvo. Jungkook sentía a su alfa interno silencioso, tal vez demasiado abatido por la situación lo había dejado a él a cargo.

Tendría que hablar con Jimin, había que hacerlo, pedirle perdón por sus estupideces y respetar su decisión en caso de que el omega decidiera alejarlo.

Cuando estuvo vestido y aseado, con su olor propio de vuelta, estuvo decidido a hablar con el rubio, pero antes de que abriera la puerta, algo llamó su atención, haciéndolo retroceder.

Una bolsa en el suelo, la tomó con cuidado y la abrió para saber lo que contenía.

Miró unas postales que seguramente Jimin había comprado solo por las imágenes de la ciudad.

Sacó unos llaveros que contenían la inscripción "Non c'è posto come l'Italia".

Y unas camisas con estampados ridículos, exactamente dos, una más grande que la otra. Y eso solo hizo que el corazón de Jungkook se estrujara.

Cuando miró a la mesita de la entrada, observó un cuadro mediano y lo tomó, dándole la vuelta.

Un profundo suspiro escapó de sus labios cuando el rostro sonriente de Jimin lo saludó, era una pintura del omega. Lo habían pintado, señalando las arrugas en sus ojos y su mano contra sus labios, como si estuviese escondiendo su sonrisa y un tono rosa pastel de fondo.

Se preguntaba qué lo había hecho reír de esa forma.

Se imaginó a Jimin emocionado por el cuadro, agradeciendo enormemente a quien lo haya creado y corriendo por el pasillo del hotel para mostrárselo.

¿Pero qué has hecho, alfa?

Cuando salió de la habitación, tocó la puerta de Jimin, pero no obtuvo respuesta. Volvió a golpear, un poco más fuerte pero no respondió.

Sacó su celular, viendo que eran las 2:37 pm. y su vuelo salía a las 6:00 pm. Aunque tenían que estar antes en el aeropuerto.

Buscó entre sus contactos el número de Jimin y se lo llevó a la oreja. Esperó y esperó, pero lo mandó a buzón y volvió a marcar.

Un pitido, luego dos, luego tres y después la voz tranquila del omega.

¿Si?

—¡Jimin! —exclamó satisfecho por escuchar su voz de nuevo—. ¿En dónde estás? Estoy fuera de tu habitación.

El alfa escuchaba el ruido de fondo, probablemente porque Jimin estaba en un lugar con mucha gente.

Oh, sí. Estoy en... ¿dónde estamos? —el alfa escuchó como Jimin se alejaba del teléfono y preguntaba a alguien más. Alcanzó a distinguir una voz masculina y frunció el ceño—. Si, estamos en la Plaza de Miguel Ángel —dijo tranquilo—. Estoy, quiero decir. Ya voy camino al hotel.

—¿Estamos? ¿Con quién estás, Jimin? —el alfa sabía que no tenía que preocuparse por Park, ya que sabía defenderse, pero aún así no evitó sentirse angustiado al pensar que algo podía pasarle en una ciudad desconocida.

Conocí a alguien, se llama Taehyung. Me estaba mostrando Florencia —lo escuchó reír y se tranquilizó al saber que no estaba en peligro.

—Bien, te espero en el hotel entonces —respondió Jungkook, Jimin solo asintió y colgó de inmediato.

El alfa aprovechó para bajar al restaurante a comer algo, ya que con todo el asunto del omega, se olvidó que tenía hambre.

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Estaba terminando su platillo cuando vio por la ventana del restaurante una cabellera conocida junto con un chico a su lado. El chico movía las manos explicando algo y Jimin respondía sonriendo.

Jungkook pagó su comida y salió del lugar rápidamente. Avanzó rápido tratando de llegar hasta el omega.

—¡Jimin! —gritó y el rubio se dio la vuelta, con su rostro sonriente transformándose en uno serio al ver al alfa.

—Ahí estás, estaba por subir a la habitación.

Jimin se acercó hasta él con el chico a su lado, pero manteniendo su distancia. Jungkook se tensó cuando se dio cuenta que el chico era un alfa, delgado y un poco más alto que Jimin, con el cabello oscuro y la piel blanca, llevaba un piercing en la nariz y varios tatuajes en el cuerpo.

—Él es Taehyung —sonrió presentando al chico—. Y él es Jungkook.

El alfa le tendió su mano a Jungkook y el pelinegro la aceptó mirándolo desafiante, no podía evitar sentirse tenso al ver como otro alfa abrazaba a Jimin por los hombros.

—Así que tú eres el famoso Jungkook —exclamó contento.

Jungkook soltó un gruñido inoportuno y Jimin lo miró mal.

—Oye, tranquilo —lo miró exagerado—. No me dijiste que era tu alfa —Taehyung miró a Jimin divertido de la situación.

—¡No! No, él no es mi alfa —Jimin golpeó el pecho de Jungkook y miró a Taehyung—. Es mi jefe, estamos aquí por trabajo, ¿cierto, Jungkook?

El alfa pelinegro asintió, pasando saliva. Tensó su mandíbula y miró hacia otro lado.

—Bien, es hora de irme. Taehyung, muchas gracias por el paseo —asintió agradecido—. Y por lo otro, lamento haber sido una carga.

Jungkook volteó de inmediato, mirando como el alfa palmeaba el hombro de Jimin.

—No fue nada, espero verte de nuevo algún día, Jimin.

El omega se alejó directo al elevador, pero Jungkook se quedó quieto. Esperó a que Jimin desapareciera para hablar con el otro alfa.

—¿Qué hicieron?

Taehyung rascó su oreja.

—Bueno, estaba caminando por la plaza cuando sentí un aroma extraño y lo encontré llorando —explicó pensativo—. Así que me acerqué y me llevé un golpe por parte de Jimin porque pensó que le haría daño —soltó una carcajada, pero Jungkook se mantuvo serio.

El pecho de Jeon se apretó al imaginarse a Jimin llorando por su culpa y se golpeó mentalmente por no poder estar ahí para consolarlo.

—¿Te contó algo? —cuestionó el ojiverde intrigado.

Vio a Taehyung pasar saliva.

—Mira, Jungkook. Desconozco lo que haya pasado entre ustedes, pero en unas horas me di cuenta de la maravillosa persona que es Jimin —Jungkook gruñó y Taehyung levantó sus manos en advertencia—. Tranquilo, no me van los omegas. Pero creo que a ti si, en especial uno.

Jungkook no respondió, solo se mantuvo quieto, sin mirar a los ojos a Taehyung.

—No soy nadie para decidir en la... extraña relación que tengan, pero se nota que ese omega siente algo por ti como para que le haya dolido lo que hiciste.

—Soy un idiota —el alfa se pasó las manos por la cabeza, escuchó a Taehyung murmurar un pequeño "sí" y él lo miró mal.

—Solo, habla con él. Y sé un alfa de verdad, amigo.

Jungkook se quedó pensando un momento y como si fuera impulsado por una fuerza desconocida, dio un simple gracias a Taehyung y corrió hasta el elevador, apretó los botones apresurado hasta que se cerró.

Cuando llegó a su habitación, la puerta estaba abierta y entró, divisando a Jimin, quien doblaba su ropa y recogía sus cosas. Cuando el omega vio al alfa torció sus labios y volvió a lo que estaba.

—¿Viste mi otro zapato? —preguntó agachándose para mirar debajo de la cama.

Jungkook avanzó hasta él y Jimin se levantó cuando sintió el aroma a madera demasiado cerca. No le dio tiempo para preguntar cuando el alfa estaba tomándolo por sus mejillas, acercándolo a él.

Jungkook lo besó, un beso suave, tratando de demostrar cuanto sentía lo ocurrido. El mayor besó sus labios de forma tierna y luego sus párpados cerrados. Jimin mantenía sus manos en las muñecas del alfa. Sin atreverse a tocarlo más.

El alfa volvió a besarlo, moviendo sus labios y buscando una respuesta por parte de Jimin, no tardó mucho en llegar. Ambos suspiraron como si les devolvieran la vida, como respirar luego de estarse ahogando en las profundidades del océano.


Cuando se alejaron por falta de aire, ellos se miraron a los ojos unos segundos antes de que Jimin bajara la mirada y se apartara.

—Tenemos que ir al aeropuerto —mencionó con la voz entrecortada.

Jungkook sintió como un golpe certero en su pecho y después de eso nada.

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